Recuerdos de los fandangos de Luz de Noche

La Manta y La Raya # 16                                                      marzo  2024 ________________________________________________________________________

Recuerdos de los fandangos de Luz de Noche. 2024

 

Francisco García Ranz

Sin duda los fandangos que se celebran en el foro cultural Luz de Noche las tres noches grandes de las Fiestas de La Candelaria en Tlacotalpan, Veracruz,  tienen características singulares. Fandangos a los que se acercan todavía Arcadio Baxin, Bonifacio Temich de Los Tuxtlas o Guadalupe Cárdenas de El Blanco de Nopalapan. 

Vale la pena recordar que los fandangos o huapangos de las Fiestas de La Candelaria han cambiado constantemente de lugar en los últimos 40 años. Varios ejemplos memorables me vienen a la mente. Empezando por los primeros fandangos en rebeldía en busca de un espacio en el pueblo. Recuerdo el año de 1983 cuando con Gilberto Gutiérrez desmontamos en la noche las tablas y triplays –a trancazos– de un templete recién instalado en el Parque Hidalgo para hacer una tarima. Otro fue aquel fandango, hacia finales de los años 1980, que terminamos debajo del arco (vestíbulo) del Palacio Municipal pues llovía a cántaros esa noche. No fue sino hasta la madrugada, resistiendo contra viento y marea, que sentimos clarito cuando bajó el chaneque. Así también aquel fandango en el kiosco de Tlacotalpan (años 1990) en donde nos sorprendieron las primeras luces de la mañana después de darle las mañanitas a la Virgen de La Candelaria. No puedo dejar de mencionar el año de 1999 y aquellos tres huapangos simultáneos, uno en cada esquina de la Plaza Doña Marta, en donde muchos nos amanecimos. Muy sentidos y nostálgicos fueron estos (posiblemente ya presentíamos el fin de una era). Por cierto, salvo en una memorable ocasión que pocos presenciamos, en los fandangos recientes en Tlacotalpan el orden municipal, en particular la policía, ha lucido por su ausencia; no se acercan. 

Cuarenta años después la agenda cultural jarocha de las Fiestas de Tlacotalpan es inmensa y asombrosa. Hoy en día se llevan a cabo múltiples foros en donde se impulsa y privilegia al son jarocho tradicional, sus variantes y derivaciones actuales. En los últimos años la práctica fandanguera propiamente se ha concentrado notoriamente en dos lugares: casa de Julio Corro, inicialmente con la propuesta “fandangos temáticos”, desde 2018,  proyecto que ha crecido enormemente y que ha derivado en el centro cultural El Retiro (La casa del son y el fandango); y el foro cultural Luz de Noche. En ambos casos se trata de espacios suficientemente alejados de la ruidosa zona centro del pueblo, en donde se celebran las fiestas en grande; una especie de carnaval.

Luz de Noche se ha consolidado como un bastión fandanguero desde 2005, en donde en medio de la calle, enfrente del pórtico de la casa que ocupa este foro cultural, se colocan todas las noches las tarimas y bancas que amanecerán con el fandango los tres días de fiestas. Sí, en medio de la calle de la calle Juan Enríquez, en un espacio arquitectónico tlacotalpeño bellísimo y bien conservado. La presencia de músicos experimentados como Camerino, Wendy y Tacho Utrera, a los que se suman Humberto Victorio Comi o Joel Cruz Castellanos entre otros, son quienes apuntalan la música, llevan el fandango por varias horas y continúan certificando la calidad de los sones de tarima que se interpretan en los fandangos de Luz de Noche desde hace varios años. Los zapateados son variados y entre tantos se puede distinguir aquellos fuertes y marcados de la gente de los ranchos. Ahora, cerca de la mitad de lxs músicxs y cantadorxs son mujeres. 

Adentro del “gran mesón” en el que se convierte la magnífica casa ubicada en la esquina de Juan Enríquez y Allende –una joya de la arquitectura vernácula tlacotalpeña en donde se tiene acceso a sillas, mesas, baños y servicio de cafetería hasta tarde–, los sones jarochos, a no más de 25 pasos del fandango que se celebra en la calle, continuan en un ambiente relajado e inclusive bohemio. Una oportunidad única para ver reunidos a tantos músicos, conocidos, celebridades, etc. Más fifí posiblemente –desde luego más del gusto de los Sultanes–, pero también un lugar fundamental para sentarse a platicar con los amigos y de vez en cuando comer algo, beber un café y tomar un respiro.

En los recientes fandangos 2024 me encontré con algunos, pocos en realidad, músicos de la vieja guardia, poca variedad de sones de tarima, muchos jovenes músicos (hay talento) y muchas caritas nuevas. Dentro del foro artístico de Luz Noche, previo a los fandangos, se presentaron varios grupos jovenes sobresalientes y en ascenso como La Surada y Son  de Chagane; buenxs fandanguerxs también. Me llamó la atención la delegación de chicas chilenas que bailaron, cantaron y tocaron en los tres fandangos hasta amanecerse. 

Y todo esto, entre tantas otras anécdotas, me hace sospechar que no pocas cosas han cambiado desde los tiempos aquellos en que los gitanos cruzaban el río en la panga de Buenavista de la familia Malpica, para llegar a Tlacotalpan a pasar la temporada.

Francisco García Ranz 

 

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