La Manta y La Raya # 16 marzo 2024 ________________________________________________________________________
Palabras nahuas con el castellano
Andrés Moreno Nájera
Nuestro pueblo descansa en un asentamiento indígena llamado inicialmente Tzacoalco, luego San Andrés Tzacoalco y finalmente San Andrés Tuxtla.
La lengua madre fue el nahua- pipil, lengua de los macehuales (de la gente del pueblo, obreros, artesanos y campesinos), esta variante del náhua clásico esta emparentada con las etnias de Pajapan, Ver., Guatemala y otros grupos centroamericanos.
Cada rincón de nuestra región: los cerros, los ríos, lagos, arroyos, arboles frutos y gran parte de los apellidos de los lugareños son nahua.
Actualmente los pocos hablantes que hay en la zona combinan el nahua del altiplano con el pipil de la región.
Hace sesenta años cuando aún había nahua-parlantes era común mezclar en el dialogo palabras nahuas con el castellano.
Ejemplo;
Juanito Memeche siempre deseo una jarana, al ver que algunos vecinos se reunían en los patios de sus casas para tocar y se divertían, pero además porque sonaban bonito, le gustaba el sonido de esa música.
Su madre Porfiria Xoca no se la podía comprar, pues viuda con tres hijos subsistía con la venta de productos como las hojas de bexo, verijao, abasbabi o xoxogo que le prodigaba el campo. Un día después de haber terminado su venta en la plaza, ya de regreso se encontró en el camino un tronco de xiote y pensó en su hijo. Como pudo se lo echo al hombro y lo llevo a la casa de Alonso Maxo que era quien hacia los instrumentos de por el rumbo.
Cuando Juanito regreso del campo le pregunto a la abuela:
– Nunoya ¿dónde está mi mama? ¿no ha regresado de la plaza?
– Sí, ya regreso –contestó la abuela
– se llevó a tu gogo y dejó a tu pipi moliendo el nixtamal.
– ¿Y para dónde se fue?
– Sabrá teotécut
Pasaron los días y la vida siguió su curso, hasta que una tarde la mamá de Juanito llego con un bulto envuelto en un viejo periódico.
– ¡Mutzotzonah¡ ¡mutzotzonah¡ para que la toques como lo hacía tu abuelo, que suene bonito, esta wehweyi nucoconet.
El rostro del niño se llenó de alegría al quitar la envoltura y dejar ver una blanca jarana, ese instrumento con el que siempre había soñado.
Desde ese día Juanito se sentaba en su butaque y debajo del xinasti se ponía a acariciar las cuerdas de su instrumento.
Un día paso un ancianito y le pregunto:
–qué tocas xogot
–nada tata, no sé, pero me gustaría aprender a tocar la música.
Entonces el anciano le dijo:
–mira xogot, yo fui amigo de tu abuelo y durante muchos años tocamos juntos, a veces yo lo invitaba en otras él me invitaba y salíamos largos caminos buscando la fiestecita y así nos hicimos viejos hasta que él nos dejó. Ven conmigo te voy a enseñar a tocar.
A partir de ahí Juanito puso todo su empeño y aprendió a tocar la jarana, aprendió varias posturas que pocos dominaban y así con la música se hizo viejo hasta que nutatanoy lo llamo y por allá toca con otros hombres.
Gracias a Onésimo Cordero, nahua hablante de Pajapan por su amistad y sacarme de las dudas. Gracias al Dr. Antonio García de León por su amistad y apoyo a mis inquitudes.
Andrés Bernardo Moreno Nájera. 22 abril 2023
Los albañiles
Mi padre fue un humilde obrero que cada día se levantaba para sudar el jornal y llevar el pan a la casa, con él aprendí las labores de la construcción desde los ocho años, edad en la que caminé junto a él en los trabajos de aquellos tiempos.
El aprendió a leer con un exiliado español que formo una escuelita a donde asistían campesinos y obreros después de concluir sus labores, ahí acudió mi abuelo y mi padre para aprender las letras. Patricio Redondo, que era el nombre de aquel exiliado español, no se esmeró en que tuvieran buena letra al escribir, se esmeró en que pudieran leer bien y hacer todo tipo de cálculos, para aplicarlos en la construcción de un arco, una bóveda o la cantidad de material que requerían en una obra.
La gran mayoría de los obreros de la década de los treinta tenían en la memoria a aquel benefactor que los alejo de la oscuridad del analfabetismo.
Los obreros de la construcción tenían presente cada año el día de la Santa Cruz, fecha de agradecimiento de tener un trabajo para llevar el sustento al hogar, de no haber tenido ningún accidente en el trabajo y de iniciar una nueva etapa como obreros.
Este día todos llegaban temprano al trabajo y desde las seis de la mañana se empezaban a soltar cohetes de arranque, anunciando el festejo, ellos se organizaban y lo que les pudiera regalar el patrón, era ganancia.
Al medio día se paraban las labores y se repartían enchiladas y champurrado, en ocasiones la generosidad de los patrones les permitía escuchar una marimba, o un trío para amenizar la fiesta, disfrutando al máximo de aquel sublime acto.
En recuerdo de Jesús
Aquel noble nazareno
Aquel maestro tan bueno
Que nos brindó el pan y luz.
Hoy hablaremos de la cruz
Donde fue crucificado
Con un hondo significado
Desde oriente a occidente
El hombre tiene presente
Que es un signo sagrado.
Símbolo de vida y muerte
De ruina y reparación,
Ocaso y resurrección
El emblema más fuerte
Pero te digo al verte:
Es principio fecundante,
movimientos constantes
Del sol y los planetas
las estaciones concretas,
Y los caminos andantes.
La cruz ha representado
Los movimientos del sol
Es ese místico crisol
Donde se ha amalgamado
Un mundo espiritualizado
Y la vida material,
En ese estado causal
De axiomas y de leyes
que redime hasta reyes
del principio al final.
El alma transformada
Logra alcanzar la luz
Como el Cristo de la cruz
Que en una dura jornada
Su vida en plena alborada
Se transmuto en el madero
Por eso invitarte quiero
Reflexionar con sabiduría
Busca la paz y armonía
En estos tiempos severos
Andrés Bernardo Moreno Nájera 3 mayo 2020
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